Cómo definimos una hoja de ruta hacia la Industria 4.0
La Industria 4.0 pone el foco en el desarrollo tecnológico y se basa en la adopción de tecnologías avanzadas y tecnologías del mundo digital en las empresas como un medio de mejorar su productividad y competitividad y alcanzar en definitiva su excelencia operativa.
Por tanto, los beneficios que la Industria 4.0 puede aportar a las empresas se derivarán del ahorro de costes y mejoras en la productividad que pueden conseguirse y que diferentes estudios estiman en órdenes del 4% y del 3% respectivamente. Cuando en estas valoraciones incluimos aspectos más intangibles como mejoras en el mantenimiento, seguridad, calidad y otros intangibles, nos podemos ir a mejoras en competitividad del 10-20%.
El impacto puede ser aún mayor, puede derivar en nuevos modelos de negocio y nuevas fuentes de ingresos que podrán crearse.
Sin embargo, la aplicación de estas tecnologías, sin unos objetivos definidos o sin una planificación adaptada, pueden suponer también grandes costes y por lo tanto no aportarán beneficios en un periodo de tiempo aceptable.
Analizamos el nivel de digitalización
En el caso de las pequeñas y medianas empresas, que es el más habitual, debe comenzarse este camino de la Industria 4.0 desarrollando proyectos que permitan a las empresas asentar las bases de desarrollos posteriores de mayor alcance. Por este motivo, es necesario reconocer el nivel de digitalización de la empresa, que será el punto de partida de la hoja de ruta e información imprescindible para las acciones posteriores.
En ese sentido, los primeros pasos hacia la Industria 4.0 deben basarse en generar unas infraestructuras de datos e información digitalizada a partir de:
- La implantación de herramientas de gestión integradas como ERP u otras herramientas específicas para la planificación de producción o gestión de stocks.
- También la implantación de sistemas de gestión del ciclo de producto o PLM junto a herramientas de diseño 3D.
En el siguiente nivel, se podrán abordar acciones orientadas a:
- Sensorizar máquinas y procesos para recoger datos y conocer en tiempo real el estado de los mismos y el punto exacto en el que se encuentra la fabricación.
Y en un nivel más avanzado:
- Con estos datos se están procesando en tiempo real con algoritmos avanzados de inteligencia artificial para predecir el resultante del proceso y poder tomar decisiones, al respecto, que lleven a mantener la calidad y productividad de las líneas de fabricación.
¿Conoces el nivel de digitalización de tu empresa? Puedes usar la herramienta HADA publicada por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo o puedes contar con nosotros para ayudarte.
Así, pues, a la Industria 4.0 se llega paso a paso, encadenando proyectos que, poco a poco, consigan subir a la empresa a su siguiente nivel de competitividad. En ese sentido, y teniendo en cuenta que en cada caso se parte de una situación distinta y que los objetivos son diferentes, la mayoría de las empresas requiere de un diagnóstico particularizado, porque no puede hablarse de una implantación única y por tanto de un determinado nivel de inversión.
Las posibilidades y beneficios que ofrece cada tecnología de la Industria 4.0
Lo que está claro es que hay que invertir en función de las capacidades de la empresa, empezando como hemos comentado en los niveles de digitalización anteriores, por asentar unas bases e infraestructuras para el tratamiento de la información y siguiendo por aquellos desarrollos que pueden tener un mayor impacto en la empresa.
La inversión en Industria 4.0 se recuperará a partir de los beneficios que pueden conseguirse, teniendo claro que el valor generado por la implantación de estas tecnologías puede tener su origen en diferentes aspectos dependiendo de la aplicación. No hay, por tanto, un valor único, sino diferentes ‘valores’ que contribuyen entre todos al beneficio total aportado.
Valores que destacan en la aplicación de las tecnologías de la Industria 4.0:
- Valor derivado de la disponibilidad de información en tiempo real que permite la toma de decisiones más rápida y fundamentada.
- Valor derivado de las posibilidades de identificación de los productos en el proceso o almacén, mediante su seguimiento y trazabilidad.
- Valor derivado de las mejoras en la seguridad de los trabajadores que pueden conseguirse mediante la sensorización de zonas peligrosas y de los propios trabajadores.
- Valor derivado de una mejora de las operaciones y de los flujos de materiales gracias a la robotización y sensorización.
- Valor derivado de reducciones en consumo energético y en pérdidas de eficiencia a partir de un mejor conocimiento de los procesos.
- Valores derivados de nuevos procesos y operaciones que ahora son posibles gracias a las nuevas tecnologías.
- Valor derivado de mejoras en el mantenimiento y en el aumento de la disponibilidad de máquinas gracias a las posibilidades del mantenimiento predictivo basado en sensorización y análisis automatizado de datos.
- Valor derivado de nuevas funcionalidades en los productos, por ejemplo de conectividad.
Aspectos económicos y particulares de cada empresa
En todo caso y aún teniendo en cuenta estos posibles beneficios derivados, habrá que considerar una serie de aspectos en el análisis de las posibilidades de una implantación personalizada para la empresa como son los siguientes:
- Aspectos de fiabilidad, robustez y madurez de la tecnología.
- Coste inicial y prestaciones.
- Seguridad de los datos y para los trabajadores.
- Mantenimiento y evoluciones. Capacidades de ‘absorción’ de la tecnología.
- Estandarización y posibilidades de integración con otros sistemas.
Hoja de ruta hacia la Industria 4.0
Teniendo en cuenta todo esto, será posible definir la hoja de ruta personalizada para la implantación de la Industria 4.0 en su empresa basada en sus posibilidades y características. Así, la transición se hace de una forma rápida y sencilla para la empresa.
Recuerda, la Industria 4.0 es la base sobre la que asentar procesos más ambiciosos de transformación digital de la empresa y esto, sí que puede conducir a nuevos modelos de negocio basados en muchos casos en la servitización y que pueden llevar a desplazar a aquellas empresas que no sean capaces de seguir este camino.
Alfredo Gómez
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